Mientras los grandes medios de comunicación se concentran en el debate sobre si funcionó o no el proceso de paz, en varias regiones del país la violencia y la ilegalidad gobiernan y atemorizan a la gente. Sicariato, extorsiones, secuestros e invasión de tierras son el pan de cada día de los habitantes del Cauca.
En menos de tres meses se han producido ocho ataques con motos-bombas en diferentes municipios del departamento, que han dejado como saldo a varios civiles y policías muertos y heridos. A eso se le suman las extorsiones a los empresarios y autoridades públicas. Por ejemplo, al Alcalde de Piamonte le han llegado tres amenazas extorsivas y los pequeños y medianos empresarios deben pagar sumas de dinero para que las disidencias de las FARC “garanticen” su seguridad.

A su vez, Marino Quintero, presidente de ASOTRANS, el gremio que reúne a las empresas de transporte intermunicipal, ha denunciado que en distintas zonas del país vienen siendo víctimas de terrorismo, extorsiones y quema de buses. Lo que frustró todas las esperanzas que tuvieron durante proceso de paz de la Habana.
Más allá de lo que se ha conocido como delincuencia común, lo de hoy es un terrorismo que sume a las comunidades en una verdadera esclavitud. Basta enterarse de los más de 15 secuestros a empresarios medianos y pequeños del departamento en lo corrido del año para saber que quien manda es el crimen. Se destacan el secuestro al dirigente político Edwin Collazos quien fue liberado después de 33 días de cautiverio y el de la líder social María Caicedo, secuestrada y posteriormente asesinada en la zona rural de Argelia Cauca.
No deja de preocupar la precaria reacción de las Fuerzas armadas, que no han ejercido de forma efectiva su misión de garantizar la soberanía del Estado en todo el territorio. Recordemos cómo la Guardia Indígena sacó con palos y piedras a las fuerzas armadas cuando intentaban impedir una invasión de tierras. Lo mismo pasó en Argelia, donde 500 civiles atacaron a las FFMM cuando adelantaban la incautación de cocaína en un laboratorio.
La recuperación del Cauca es un imperativo nacional frente al que el gobierno tendrá que tomar las medidas más enérgicas. Todos los conflictos de la historia, los de antes y los nuevos, ocurren simultáneamente en el Cauca. Podría decirse que cuando se logre la derrota de la ilegalidad allí, habremos aprendido a derrotarla en todo el país.
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